Tener un padre rico o no tenerlo

Las mejores lecciones de la vida no se aprenden en la escuela, esto es imbatible. Y que el sistema educativo de este país es como un complot para controlarte, quitarte tu dinero y hacerte perder el tiempo de tu inestimable vida también es una verdad como un templo.

Y yo me pregunto: ¿Qué costaría tener cada uno de nosotros un mentor que nos guiase para poder aprender las cosas prácticas y efectivas que no nos enseñan en la escuela?

Dedicamos nuestra etapa de enseñanza a aprender montones de datos que... la mayoría de ellos no usaremos nunca. No nos servirán para la vida real. Mientras que las cosas realmente necesarias para vivir y sobrevivir, las ignoramos por completo.
Una de las asignaturas que no tendría que faltar en el sistema educativo es economía y finanzas. No matemáticas, no. Saber gestionar el dinero para que no nos vuele tan rápido de las manos después de haber sudado tanto para ganarlo.

No nos enseñan qué hacer con él. Lo recibimos, pagamos nuestras deudas y si sobra algo, tomamos una cerveza o vamos a comer una pizza.

Ojalá todos tuviésemos un padre rico, como Kiyosaki. Un segundo padre que nos enseñase todos los trucos para poder gestionar bien el dinero y multiplicarlo.

Quien no conozca a Robert Kiyosaki, se trata de un multimillonario americano que perteneció a una familia humilde de Hawái. Durante su infancia, el padre de un amigo suyo lo estuvo aconsejando y aleccionando sobre el mundo del dinero. Por eso siempre dice que tuvo un padre pobre (el suyo) y un padre rico (su mentor). Este hecho lo acompañará durante toda su vida usándolo, además de para su primer libro, como marketing de todo lo que hace.

En la actualidad posee más de 1.000 propiedades en alquiler, con las que le cae una buena fuente de ingresos pasivos, entre muchísimos más negocios.

Quién no se haya leído el libro "Padre Rico, Padre Pobre" y aún esté virgen sobre libertad financiera, le recomiendo encarecidamente leérselo lo antes posible. Le va a cambiar la vida y su visión sobre el dinero.

¡Ánimo! Te encantará.